Si bien los años que llevo en mis espaldas no son para nada comparables con mucha gente adulta, me he tomado el tiempo de reflexionar a lo largo de mis jóvenes 19 años, y obtuve algunas conclusiones que tal vez resulten interesantes para cualquier lector.
En primer
lugar, soy un apasionado de la historia, por lo que estoy constantemente
investigando e ilustrando mi noción sobre los hechos, por supuesto,
absolutamente limitada a mis tiempos, pero trato de ingeniármelas para
diagramar de qué manera se ha llegado al estado actual de las cosas. Este
efímero granito de arena en los inmensos relojes de la historia, es el complejo
desenlace de innumerables e inimaginables hechos ocurridos a lo largo de la
vida de la tierra.
Hoy, 2013,
casi 2014. Debemos entender de que es simplemente un accidente que
establezcamos estos dígitos como una forma de medir el tiempo, ya que es
absolutamente arbitrario y “anti-natural”, o mejor dicho, artificial, hecho por
el hombre, aunque esto no significa que no sirva, simplemente remarco que es
invento de nuestra especie. Investigando, leyendo, escuchando y analizando más
que nada, llego a la conclusión de que los hechos que llamamos “historia”
cumplen diversos ciclos, comparables a los que se presentan en la vida misma.
Si uno
frena dos segundos su marcha, y piensa en frío… nos damos cuenta de que hace
meses sentíamos estar “arriba”, y hoy estamos “abajo”, o viceversa, en la vida
en general, en el amor, el trabajo, el estudio, en lo que sea, hubo cambio de
roles. Puedo asegurar de que en un periodo de tiempo (el tiempo no es propio de
nuestra conciencia) la vida vuelve a esta constante montaña rusa de subir y
bajar, de avanzar y retroceder. No hay una verdad asegurada para todos en
general, simplemente doy mi experiencia que, hasta ahora, se ha repetido en
todos los casos en los que se aplicaron. Los cambios a lo largo del tiempo que
suceden en nuestra vida son comparables con las variaciones de velocidad y
altura de una montaña rusa, o de un subi-baja común y corriente de una plaza.
Son ciclos que se cumplen, círculos… como en la historia misma.
Y todo esté
presente no sería de esta manera si algún pequeñísimo componente no hubiese
sucedido anteriormente. Parece lógico lo que digo pero prefiero dejarlo claro.
No estoy exactamente seguro de que si las cosas suceden por que deben suceder,
me cuesta creer que esta preestablecida nuestra vida, pero hay argumentos que
tiran para el lado de que todo está escrito… y otros más racionales que
implican que nuestra vida es una hoja en blanco y la vamos haciendo nosotros.
Estoy más de esta última postura, creo que nuestro presente es un
desencadenante de decisiones internas y externas que confluyen en lo que
llamamos lisa y llanamente: “hoy”.
Retomando
la histeria de la historia, creo que a lo largo de los sucesos conocidos
mundialmente se ha dado la particularidad de que factores como lo que llamamos
vulgarmente “suerte”, “destino”, o como usted prefiera, han sido partícipes
importantes de los grandes hechos de la humanidad. Es decir, no todo sucedió
como algunas personas quisieron, sino que sus planes se vieron siempre
modificados, en mayor o menor medida, por las influencias de lo que prefiero
llamar como “histeria de la historia”, que es simplemente, esta conjunción de
hechos que desembocan en que no todo lo que planeamos, realmente sucede. Sin la
presencia de la histeria… tal vez Argentina no existiría como Estado, tal vez
no hubiese quedado judío alguno en la faz de la Tierra, o tal vez nadie hubiera
descubierto lo maravilloso que es el fútbol. Sin embargo, esta histeria de la
querida historia hizo que estos hechos sean absolutamente contrariados, y
crearon un escenario humano completamente distinto.
Lo lindo de
la historia, y lo que me gusta, es que conociéndola, podemos intentar evitar
los grandes errores que se cometieron tiempo atrás, y trabajar en pos de
aprovechar y aplicar todas aquellas experiencias positivas que han marcado la
línea de tiempo de lo sucedido hasta el momento.
Después de
todo, la vida es como una hoja en blanco que se va llenando todo el tiempo. No
tenemos líquido corrector, pero tenemos la capacidad de decidir por nosotros
mismos cuales queremos que sean nuestras próximas jugadas. Esperemos que la
historia no venga con histeriqueadas…
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