martes, 28 de junio de 2016

Dr. Arturo Umberto Illia




El 28 de junio de 1966, el Dr. Arturo Umberto Illia se tomaba un taxi en las puertas de Balcarce 50, es decir, en la Casa Rosada, y jamás volvería a ese lugar en donde trabajó como presidente desde el 12 de octubre de 1963 hasta esa fatídica fecha.
Illia llegó a la Presidencia de la Nación en elecciones controladas por las Fuerzas Armadas, una falsa república, en la que el peronismo estaba proscripto. En esas elecciones, ganó con el 25.15%, con el supuesto peronismo que votó en blanco en un 19.42% histórico, más unos 2.058.131 de votos nulos.
Asumió luego de la intervención de José María Guido, uno de los tantos milicos que se sentaron en el Sillón de Rivadavia.
Médico, radical, bonaerense de nacimiento y cordobés por adopción. Fomentó la industria nacional, invirtió la mayor porción del presupuesto nacional en educación (23 por ciento), disminuyó la deuda externa, llevo adelante un plan de alfabetización, sancionó la ley del Salario Mínimo, vital y móvil y puso en marcha la Ley de Medicamentos, que consiguió generar el odio extremo de grandes grupos económicos dueños de laboratorios, que aliados junto a las fuerzas armadas nacionales, terminaron derrocando a este humilde y honrado señor.
La prensa lo defenestró creando un asqueroso cúmulo de mentiras que se convirtieron en "verdades" para el público en general. Hay mucha gente a la que no le conviene que a la mayoría de las personas les vaya bien o se le den beneficios... ¿te suena conocido en nuestro país?
Fue derrocado hace exactamente 50 años por un golpe cívico militar, auspiciado por privados, sectores políticos y militares, pero sobretodo, y ésta es la parte que más me duele, un golpe apoyado por las peores escorias del periodismo argentino: Mariano Grondona (mentor de Pablito Rossi) y Bernardo Neustadt.
Solamente quería recordar que alguna vez en estas tierras, hubo hombres como éste que dejaron de lado intereses económicos y personales, y se la jugaron por un país mejor para todos, sin apoyarse en crear olas mediáticas ni relatos.