Todos los
días nos despertamos, cumplimos nuestras obligaciones y luego nos acostamos a
dormir para volver a cumplir el ciclo ininterrumpido de dormir-vivir-dormir.
Dormir, si, el descanso es necesario por supuesto para poder realizar nuestras
actividades y tener energía para el día a día. Vivir. Vivir, vivir, quiero
redundar sobre este concepto. Realmente, ¿vivimos todos los días o simplemente
cumplimos una rutina establecida?
La palabra
VIVIR, tan rutinaria y simple, esconde según la Real Academia Española 12,
¡DOCE! Significados distintos. No pienso entrar en detalle por que se
imaginarán cuales son, pero la postura que quiero abordar es… ¿cuál es nuestra
propia forma de definir el verbo VIVIR?
Llamamos
vivir a cumplir día tras día la rutina… a repetir, a no innovar, a cumplir.
¿Eso es vida? ¿Acaso no relacionamos la vida con el estar constantemente buscando
la forma de salir del molde? ¿No decimos “dejame vivir” cuando alguien nos ata
a sus propias manipulaciones?
Un
ejercicio imposible desde la práctica sería contar cuantas veces decimos el
verbo VIVIR por día, pero sin ser exactos ni calar hondo, seguramente son
varias, y esa es la raíz del problema.
VIVIR es un
verbo fuertísimo tanto filosófica como semánticamente. Vivir es tener vida. Y a
esta acepción agregaría, ¿estamos satisfechos con nuestra vida o podríamos
cambiar lo que no nos cierra?
Vivir se
entiende también por acomodarse a las circunstancias o aprovecharlas para
lograr sus propias conveniencias. ¿Estamos con los ojos bien abiertos ante cada
señal u oportunidad que se nos presenta? Algunas veces, dejamos que las arenas
del tiempo caigan al otro lado del reloj sin ni siquiera darnos cuenta de que
lo que necesitamos está al alcance nuestro, tal vez más cerca de lo que
pensamos, sin embargo, lo esencial es invisible a los ojos, pregúntenle al
Principito.
Durar con
vida. Pasar y mantener la vida. Mantenerse o durar en la fama o en la memoria
después de muerto. Estas acepciones llevan una fuertísima carga filosófica que
traspasa el día a día. Hablamos de permanecer y transcurrir, honrar la vida.
Dejar nuestra huella en el mundo, aunque, personalmente, creo que es más
importante dejar nuestras huellas en las personas que queremos. Nadie muere
realmente hasta que alguien sea olvidado, pero mientras un alma mantenga ese
recuerdo intacto, aquel sigue permaneciendo, inmortalizado más allá del tiempo,
espacio y lugar.
No quiero
irme por las ramas pero el Live and Let Die es algo inevitable, por lo tanto,
atengámonos a las reglas y juguemos bien en esto que es la vida. Cuando nos
toca vivir, seamos lo suficientemente provechosos de nuestro tiempo, de nuestras
ambiciones, de nuestros días, de nuestras noches, de nuestras familias, de
nuestros amores, de nuestras amistades, de nuestros conocimientos, de nuestras
pasiones, de nuestras aficiones, de nosotros mismos. Mientras nos toque ocupar
un lugar en este mundo, por más grande o pequeño que sea, nunca nos olvidemos
que cada uno de nosotros forma parte de una enorme comunidad, 8 mil millones de
personas con las mismas posibilidades que nosotros, lo que no nos hace a todos
iguales y repetidos, si no que justamente, somos 8 mil millones de maneras
distintas de VIVIR, de SER, de obrar, o cruzarnos de brazos. De amar, o de
odiar. De compartir, o de acaparar. De juzgar, o aceptar. De ayudar y servir, o
desaprovechar la oportunidad hermosa de vivir en este planeta.
No se si
hay vida después de la muerte, pero si la muerte llega una vez… ¿Para que estar
preparados? Creo que es muchísimo mejor gastar nuestra energía e intelecto en
el hoy y lo que viene. Lo que pasó, no tiene posibilidad de ser cambiado, ha
sido marcado por lo indeleble del tiempo, pero sin embargo puede ser mejorado,
puede servir de experiencia, de inspiración, para crecer como seres humanos,
como comunidad, como ciudadanos, como pueblo, como gobernantes, como
trabajadores, hermanos, amantes, pero creo que más importante, conocer y
analizar el pasado nos ayuda a ser mejores personas.
Ser mejores
personas. Vivir. Obrar. Permanecer, y trascurrir. Hoy, es tiempo de que sea un
día más, o de que realmente surjan ideas e intenciones, hechos en nuestras
vidas que nos hagan avanzar, crecer, fortalecer.
No te
arrepientas del pasado, analizá y aprendé, para mejorar tu futuro cercano.
El hoy, es
lo único seguro. El ayer, no volverá, y el futuro, todavía no llego, asi que
mantengámonos en el HOY, es lo único que tenemos.
Vivir solo
cuesta vida. La vida es el único recurso con el que nacemos, entonces seamos
inteligentes para invertir nuestra vida en VIVIR, en hacer que nuestro
hospedaje por la vida sea realmente un viaje placentero.
Nicolás Leoni
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