En nuestros tiempos, no son muchas las personas de buena memoria.
Salvo, desde luego, en el barrio de Flores.
Todos sabemos las cosas que se cuentan sobre el barrio del Ángel Gris.
Y, aunque conviene desconfiar de cualquier testimonio al respecto, es casi un
hecho que los Hombres Sensibles hacen alarde de recordarlo todo y suelen
ejercitarse en lances tan complicados como la tabla del 113.
Esto puede sorprender a quienes han oído que los Hombres Sensibles de Flores
huyen de las precisiones científicas como de la peste y son mas bien
proclives a la improvisación.
Pero también ocurre que estos espíritus atorrantes odian la muerte y
sospechan que lo que se olvida, se muere.
Por eso no es raro encontrar en los atardeceres de la calle Artigas a los
muchachos sombríos memorizando versos murgueros , recordando la formación de
Boca en 1955 o repitiendo en voz baja la lista de asistencia del colegio
secundario.
Están rescatando cosas de la muerte. A su manera, son salvadores.
Entre tantos enemigos como tienen los Hombres Sensibles, se hallan los
Amigos del Olvido, organización con sede en Caballito, que propugna la
abolición del recuerdo, según dicen porque duele.
"Todo recuerdo es triste" declaran estos caballeros.
Lo peor de estos impíos es su aire de inocencia, hijo del olvido de sus
culpas. Sus semblantes sonrientes despiertan la simpatía de todos y cada día,
docenas de socios nuevos se inscriben en la sede de la calle Rojas.
El grupo se organiza en subcomisiones que se encargan a su turno de olvidar
ciertas porciones del universo.
Así, existe la Comisión del Olvido Permanente de Marcos Ciani, destinada a
borrar las huellas del veterano piloto de Venado Tuerto. En sus reuniones la
subcomisión delibera sobre toda clase de asuntos, con la excepción de
aquellos que se vinculen de algún modo con Marcos Ciani.
Una rama radicalizada de los Amigos del Olvido declara que los recuerdos no
solo son tristes sino también falsos.
"Jamas recuerda uno las cosas tal cual fueron", declaman.
De modo que para esa gente, los recuerdos son especies de sueños y los sueños
no merecen sino el desprecio.
Mientras tanto, los Hombres sensibles tienen decidido que solo los sueños y
los recuerdos son verdaderos, ante la falsedad engañosa de lo que llamamos el
presente y la realidad.
¿Que es mas verdadero?, se preguntan ¿El amable recuerdo de nuestra primera
novia, dulce, ansiosa, inexplicable o esta señora contundente que compra
fruta en la verdulería de la calle Condarco?
No hace falta decir que los Amigos del Olvido son mas numerosos que los
Hombres Sensibles o- al menos- presumen de ello. Mas justo seria aclarar que
muchas personas son Hombres Sensibles sin siquiera sospecharlo.
Vale la pena admitir en este punto que hay quienes se acercan a los Amigos del
Olvido, no por simpatía filosófica, sino animados por propósitos tan
mezquinos como el deseo de olvidarse de una señorita inconstante.
Tales infiltrados son descubiertos casi siempre por los miembros de alguna
comisión, quienes poseen un olfato especial para distinguirlos. Las sanciones
son, en general, muy severas. Pero rara vez se cumplen, precisamente porque
los encargados de ejecutarlas se olvidan de hacerlo.
Los Amigos del Olvido aman el futuro.
Pasan largas veladas contando hazañas que aun no han cumplido y jactandose de
los amores que tendrán alguna vez.
Sostienen -ademas- que siempre es mejor lo que ha ocurrido después.
Constituye una experiencia interesante proponer a la elección de un amigo del
Olvido dos objetos cualesquiera, siempre eligiran lo que se menciona en ultimo
termino.
- ¿Quiere usted un helado de crema o de chocolate?
- De chocolate.
-¿Lo prefiere usted de chocolate o de crema?
- De crema.
De este criterio surge un insoportable optimismo y espíritu progresista.
Cualquier novedad es acogida en la sede de la calle Rojas con aplausos y
vitores.
Los Hombres Sensibles - como todo el mundo sabe- odian el futuro, porque han
descubierto que en el futuro esta la muerte.
El enfrentamiento entre ambos grupos ha llegado muchas veces a una módica
violencia.
Pero las ofensas no dejan rastros En unos, porque olvidan,. En los otros,
porque perdonan.
Según los Amigos del Olvido, la existencia de medios idóneos para
almacenar el conocimiento torna inútil todo esfuerzo mental al respecto.
Poco sentido tiene - arguyen- memorizar la historia de los fenicios, cuando
hay libros que la atesoran cabalmente.
Al oír esto, los Hombres sensibles se enfurecen:
- Eh...los libros solo son recipientes que contienen lo que luego han de
beber los hombres...
Pero a estas alturas, los Amigos del Olvido ya están en otra cosa.
Muchos Hombres Sensibles temen a las computadoras, a las calculadoras electrónicas
y al Cerebro Mágico.
Sostienen que el uso de estos aparatos embota el ingenio y atrofia el
intelecto. Por eso es que, con toda frecuencia, una melancólica patota
recorre el barrio del Ángel Gris, destruyendo las maquinas de pensar que
suelen cundir en oficinas, para no mencionar las cajas registradoras de los
bares, los fixtures de Glostora, las balanzas y los relojes automáticos. (A
la hora de destruir, los Hombres Sensibles se enardecen y no se andan con
sutilezas)
En su larga lucha contra el recuerdo y la memoria, los Amigos del Olvido
han desarrollado interesantes estrategias. Pero, sin ninguna duda, su mas
importante hallazgo fue el Licor del Olvido, un cordial de existencia incierta
que -según parece- tiene la virtud de abolir el pasado en quien lo toma.
En épocas lejanas, los hombres de la calle Rojas se limitaban a beber ellos
mismos su licor, emborrachandose locamente de esperanzas sin presagios.
Pero luego empezaron a mezclar el licor en la ginebra de los Hombres Sensibles
para inducirlos a olvidar.
Pero lo peor ocurrió cuando los Hombres Sensibles alcanzaron a destilar el
Vino del Recuerdo, cuyos efectos son -como ya se sospechara- opuestos a los
del licor.
También los muchachos del Ángel Gris recorrieron el mismo camino :
bebieron solos primero y trataron después de usurpar las copas de los que
nada recuerdan.
Y eso fue terrible. Porque si el Licor del Olvido y el Vino del Recuerdo son
de por si peligrosos, la mezcla es verdaderamente mortal.
El autor de esta crónica cree haber probado -sin sospecharlo- ese
espantoso coctel.
Sus efectos se traducen en oscuras añoranzas de lo que vendrá, en olvidos de
lo que nunca fue y en un sabor amargo y dulce que hace llorar.
Las señoritas Amigas del Olvido suelen pasearse por el barrio de Flores para
enamorar a los Hombres Sensibles.
Los muchachos del Ángel Gris -bien lo sabemos- son de corazón blando y se
enamoran para siempre.
Entonces las señoritas de Caballito se olvidan de ellos y los abandonan sin
remordimiento.
Estos tristes episodios propenden -sin embargo- al florecimiento de las artes
en Flores, pues los Hombres Sensibles suelen componer sus mejores versos,
elaborar sus canciones mas sentidas y tallar sus mas hermosos anillos cuando
sufren.
Poco cuesta imaginar cual será el fin de esta lucha entre olvido y memoria.
Los Hombres Sensibles de Flores están derrotados. De nada les valdrá
oponerse a la muerte, porque la muerte llegara de todos modos.
De nada les servirá su pasión por la memoria, pues toda memoria es
perecedera. Y -en definitiva - el tiempo es el mejor aliado de los Amigos del
Olvido.
Pero es obligación de todos nosotros hacer un poco de fuerza por los
muchachos de Flores, para que su derrota sea mas honrosa.
Recordemos todo el tiempo. No olvidemos nada. Ni el color de nuestras corbatas
perdidas, no el olor a tiza y sudor del colegio, ni el calor del asfalto sobre
los pies descalzos, ni el gusto a jazmín de los besos en la noche, ni el
aroma de la untura blanca.
Si nos espera el olvido, tratemos de no merecerlo.
Y pensemos que después de todo, aunque la victoria final sea de los Amigos
del Olvido, será un triunfo sin festejo. Nadie lo recordara jamas.
"El recuerdo y el olvido en el barrio de Flores" por Alejandro Dolina, en Crónicas del Ángel Gris