martes, 29 de julio de 2014

Gracias eternas: terminó el ciclo de Alejandro Sabella


Luego de 2 años y 10 meses, Alejandro "Pachorra" Sabella dejó de ser director técnico de la Selección Argentina. El exitoso ciclo del ex técnico de Estudiantes de La Plata tiene en su historial 41 partidos jugados, de los cuales 26 terminaron en victoria en el tiempo reglamentario, 10 partidos empatados y solamente 5 partidos perdidos, totalizando un 72% de eficacia. 76 goles a favor marcó Argentina con Sabella en el banco, y le convirtieron 33 goles en total. Y creo que a todo este palmarés habría que sumarle uno muy importante, que es que Lionel Messi rindió como nunca en el seleccionado argentino, y eso es bastante importante.


Alejandro Sabella es el segundo técnico nacional que consigue ganar 5 partidos seguidos en una copa del mundo: el anterior había sido Bilardo, en el 86, ambos llegaron a la final. Además, desde la Era Pekerman, en el 2005, Argentina por primera vez superó los 2 goles por partido en promedio (antes de comenzar el mundial). Y por si esto fuera poco, salió 1º de 9 equipos en la eliminatoria sudamericana y 2º de 32 equipos en la Copa del Mundo Brasil 2014. Los números, los rendimientos, están de su lado sin lugar a dudas.


Sabella también se lleva el campeonato mediático: recibió golpes por todos lados, no pararon de llover criticas aún ganando de lado a lado las eliminatorias con contundencia, y de generar muy buenos partidos, y recién cuando Argentina pudo "pasar el rubicón" de Cuartos de Final empezaron a caer los elogios. Desde los medios más poderosos, hasta los repetidores seriales (gente que no tiene crítica propia) se encargaron de empañar la seguridad que tenía Alejandro Sabella en su equipo antes de comenzar el Mundial, e incluso durante el mundial.


Con un estilo de fútbol distinto al de los anteriores entrenadores de nuestra selección, Sabella optó por potenciar al mejor jugador del mundo, darle la capitanía y generar un grupo humano ameno que no interfiera en la consecución de objetivos comunes (por encima de los objetivos individuales). Es por eso que eligió "ser uno más" entre sus jugadores, escucharlos, darles espacio y charlar de fútbol con ellos para ir conformando el equipo, hacerlos sentir cómodos, y conocer sus ideas, aunque la última palabra era de él.

Se lo criticó por el estilo de juego, aunque si esos mismos críticos conocieran a Sabella y vieran un poco de fútbol sabrían que "Pachorra" pertenece a la escuela de Estudiantes de la Plata, fue ayudante de campo de Daniel Passarella durante la Copa del Mundo del 98 y es heredero de Bilardo y Zubeldía, por lo que claramente tenía un estilo marcado explícito, pero claro... hablar es gratis, pegarle al otro sube la autoestima...
Unas eliminatorias soberbias llevaron a la Argentina a la Copa del Mundo, donde se vio favorecida a priori por el sorteo y el armado del grupo F, aunque los planteos meticulosos de los rivales generaron algunos problemas, Alejandro siguió adelante con sus ideas, cambiando en los momentos justos, sin ser terco, pero siempre "muriendo con la suya".

La Copa del Mundo estuvo a minutos de ser alcanzada. El planteo argentino en la final fue coherente y excelente, y los únicos errores fueron contrarios a Eliminatorias: la delantera que tantos goles marcó durante el ciclo Sabella, falló. Y fue la defensa la que más se afianzó en la Copa del Mundo, solidez que llevó a Argentina adelante.
Alejandro Sabella marcó una forma de trabajo muy propia en la Selección: armó un grupo sólido y ameno, convocó a jugadores funcionales para sus necesidades de equipo, planteó partidos coherentes con su forma de ver el fútbol y los jugadores con los que contaba, les dio oportunidades a todos aquellos que alguna vez puso en cancha, supo cambiar a tiempo cuando las cosas no iban bien, superó las críticas e hizo oídos sordos a los elogios "panqueques" del periodismo y muchos hombres de fútbol", y lo más importante es que le dio a Argentina su toque de bajo perfil, que comparte con el mejor jugador del mundo, se manejó con humildad y trabajo, silenciosa metodología que lo llevó al éxito. Esperemos que el que ocupe su lugar, no tire por la borda todo lo que ganó Argentina con Sabella, y siga el proceso excelentísimo que inició "Pachorra".


Gracias por tanto, perdón por tan poco.

Nicolás Martín Leoni, totalmente agradecido al enorme ciclo de Alejandro Sabella como entrenador, el día de su dimisión, martes 29 de julio de 2014.

domingo, 13 de julio de 2014

El fin NO justifica los medios


El árbitro pitó el final, y todos miraron el suelo. El fútbol, después de 24 años, volvió a ser ese "deporte en el que siempre ganan los alemanes", pero que desde hace rato no reafirmaban.


Los jugadores argentinos en el suelo, mientras los suplentes del equipo se reúnen para compartir el sentimiento. Los de blanco hoy festejan, pero era una posibilidad. Si antes del partido pensaban que perder era imposible, desde ya estaban errando.
Esa "argentinidad al palo" que tanto detesto, nos impone que el que no gana es un gil, un fracasado, un muerto, un nadie. El resultadismo, esa maldita enfermedad que afecta a todas partes del mundo, impone que el resultado final de algo es lo que determina si sos un grande o sos un perdedor.



Estoy leyendo comentarios en caliente de muchos contactos de FB, con los que no comparto, y respetuosamente, me parece que están siendo muy desagradecidos con un equipo (cuerpo técnico y jugadores) que dejaron todo, que se comieron todas las críticas del periodismo infame, de los opinólogos gratuitos y de los 40 millones de técnicos, y que le taparon la boca a la gran mayoría.


Acá se premia el resultado, no el método, la forma de llegar. Pasan de amar a odiar, en cuanto a un número frívolo, y dejan pasar toooodos los momentos de alegría, locura, sentimiento que sintieron durante 7 partidos intensos, algunos mejores que otros, algunos más precisos y con mejores finales que los demás. Quedarse solamente con un resultado, y empezar a criticar otra vez al equipo que les regaló tantas emociones y al que vieron atentamente cada segundo de los 7 partidos, es ser un panqueque, pasar de amar a odiar simplemente por el resultado final, sin tener en cuenta todo lo que nos dieron, todo lo hecho hasta acá, haber unido como hacía tanto tiempo hacía falta a un pueblo dividido por política y dinero, ¿que otra entidad puede unificar al pueblo como lo es el fútbol?


Estamos en caliente, realmente bastante calientes y queremos romper todo. En mi caso estoy enormemente orgulloso, tranquilo de lo hecho durante los 7 partidos, y feliz de que el pueblo argentino volvió a sonreír una vez más, aunque sea por un rato, luego de comer tanta mierda.


Cada uno es libre de opinar lo que sienta, pero siento necesario compartir mi visión (que es diferente a la que estoy escuchando y leyendo por varios lados). Este equipo, que comió toda la bosta que le repartieron por todos lados, terminó en la gloria. Ellos son inmortales, ellos hicieron lo imposible, no uno, ni dos, ni el Balón de Oro, ni el arquero, ni el lateral izquierdo, los 23 jugadores y el cuerpo técnico en su totalidad, aportaron lo más grande que le podés dar a un país: identidad, establecer un vínculo entre tantos millones de personas.

Que mundial extraordinario, nos emocionamos, alentamos, pasamos de la euforia al delirio, por la frustración, por el deseo, por morder el polvo y por tocar el cielo, durante 7 partidos, en el lapso de un mes. 
Gracias eternas al plantel de la Selección Argentina, ganaron mi corazón con cada gol, cada grito de aliento y cada partido. Nunca los voy a olvidar.


Gracias Lio, sos el mejor. Gracias Masche, sos el Jefe. Gracias Romerito, da orgullo verte tan gigante entre tantos rivales. Gracias al plantel eterno. Gracias Alejandro Sabella, me gusta mucho tu forma de plantear los partidos, pero sobretodo, tu actitud, porque no vendes humo, simplemente trabajas con un perfil bajo, y por eso te pegan de todos lados.
Señores, es fútbol, es la vida misma.


Nicolás Leoni

miércoles, 9 de julio de 2014

Desde Italia hasta hoy... 24 años después


Argentina está en una final 24 años después. Todo ese tiempo pasó para que la Selección Nacional juegue "los 7 partidos", como lo hizo 4 veces anteriormente, levantando la copa en la mitad de las ocasiones.
Como hace 24 y 28 años atrás, la Selección llegó muy criticada, con la prensa en contra, jugadores cuestionados y un técnico poco simpático, para la opinión pública...


De la mano de Carlos Salvador Bilardo, la Selección llegó dos veces a la final de la Copa Del Mundo, en México 1986 y repitiendo en Italia 1990 cuatro años después. Con un estilo pragmático, de poco "lujo", con una reputación por el suelo, "El Narigón" cambió la forma de entender el fútbol en nuestro país, que luego se imitó a lo largo y a lo ancho de todo el mundo: Bilardo implementó un sistema, claro y definido, el sistema "MARADONA". 3-5-2, 3 defensores centrales (1 líbero y 2 stoppers), 4 mediocampistas (2 volantes de contención y 2 laterales-volantes), 1 enlace libre de marcas (en este caso, Maradona) y 2 "puntas" (2 delanteros de gran resistencia física, eliminando para siempre a los viejos "wins" o "extremos"). 


En base al 3-4-1-2 de Bilardo, la Selección jamás fue un lujo, fue sumamente discutida, incluso muchos grandes jugadores quedaron fuera del plantel (Ramón Díaz, Alejandro Sabella, Claudio Marangoni) y otros apenas jugaron (Ricardo Enrique Bochini, el caso más emblemático) pero sumaron al grupo. Bilardo hizo prevalecer la noción de "equipo" entendido como grupo humano, por sobre la concepción de equipo como un rejunte de jugadores descomunales. Tal vez no eran los mejores, pero era un buen grupo de gente, y eso pesaba más para el DT.


Argentina dejó en Italia a la Copa en manos de Alemania, en 1990, pero también, a esa concepción futbolística que forjó Carlos Bilardo, y que fue ejecutada exitosamente por aquel grupo de héroes del deporte. Muchos años pasaron, con varios técnicos y planteos sumamente distintos, para que llegue otra vez una Selección nuestra entre los 4 mejores de la mayor cita mundialista.


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Con nombres y apellidos


Alfio Basile tomó las riendas de la celeste y blanca en 1991, luego del mundial antes mencionado. Tuvo un auspicioso comienzo con un título en Chile (Copa América 1991), lo que le dio una palmada de confianza. En este mismo proceso, en eliminatorias sufrió un 0-5 con Colombia en el Monumental, y fue allí donde destituyó como arquero titular a Sergio Goycoechea, y llamó a alguien que faltaba: Diego Armando Maradona. Argentina ganó el repechaje con Australia, y clasificó al mundial.


La Selección de Basile tenía una defensa con jugadores reconocidos y experiencia, que contrastaba con un mediocampo de buen pie y un ataque soñado (Maradona-Batistuta-Cannigia). En el equipo había internas, celos, poca amistad...
Todos sabemos lo que pasó en ese fatídico USA 1994.


Daniel Alberto Pasarella llegó a la Selección Nacional como entrenador luego de incursionar en River. El Kaiser formó un equipo plagado de jugadores que tenían mucho apoyo popular y grandes carreras en Europa (Simeone, Batistuta, Piojo López, Bruja Verón, Javier Zanetti) a los que trató con supuesta "mano dura" (no permitía el pelo largo en su equipo, motivo que alejó a Fernando Redondo del plantel). Argentina se despidió sin pena ni gloria de Francia 1998.


Marcelo Bielsa puede ser considerado un técnico revolucionario para el fútbol mundial, pero en este caso específicamente en Argentina, fue sumamente criticado y resistido por la opinión pública y la prensa, debido a su arriesgado 3-3-1-3, su fútbol de vértigo constante y presión a grandes niveles, además de su poca "gracia" frente a las cámaras. "El Loco" trabajó muchísimo durante su ciclo, que fue relativamente "largo".

Bielsa logró resultados excelentes, una selección de gran funcionamiento y potenció a muchos jugadores en puestos poco habituales (Kily González de lateral-volante, Chelito Delgado de extremo, Nelson Vivas de Stopper, Verón de enganche, etc). Lastimosamente, internas en el plantel, y la confianza excesiva del equipo argentino lograron conseguir la eliminación histórica y decepcionante en primera fase. 


José Néstor Pekerman logró formar una gran selección nacional, con nombres como Riquelme, Cambiasso, Zanetti, Sorín, Crespo, Burdisso, Maxi Rodríguez y Javier Saviola en los mejores momentos de sus carreras, y sumando a jóvenes en aquel entonces como Javier Mascherano, Lionel Messi y Carlos Tévez. Alemania 2006 vio lo mejor de este equipo, que injustamente quedó eliminado desde los 12 pasos contra el país organizador, rompiendo un sueño que estaba argumentado por el grandísimo nivel mostrado por el equipo. Pekerman anunció su renuncia apenas terminó el partido.


Alfio Basile tomó por segunda vez el banco del seleccionado, sin logros desde lo futbolístico, alcanzó la final de la Copa América 2007 con un equipo que mostraba la herencia de Pekerman, y con el doble enlace Messi-Riquelme en plenitud. Los resultados no fueron favorables, y las fuertes críticas de la prensa por sobre el funcionamiento del equipo terminaron por alejar al seleccionador.


Diego Armando Maradona, por siempre ídolo máximo del fútbol mundial, fue el elegido para tomar las riendas de la camiseta que más amó. Convocó a más de 100 jugadores diferentes, y nunca logró convencer ni su estilo ni su forma de trabajo. Jamás le encontró la vuelta al seleccionado, y su ciclo acabó al mismo tiempo que Alemania se despachaba por 4 goles a cero ante nuestra selección por los Cuartos de Final de Sudáfrica 2010. Luego de largas polémicas, la decisión de no renovar el contrato de Maradona determinó internas en el cuerpo técnico conformado por Diego, que vio como su ayudante de campo, Sergio Batista, tomó su puesto.


El 2 de noviembre de 2010 fue Sergio Batista quién se encargó del buzo de entrenador de la Selección Nacional, con la que se había consagrado campeón del Mundial 86 y sub-campeón del 90. Batista no pudo corregir la falta de identidad y funcionamiento de la Era Maradona como entrenador, y lo más criticado de su equipo fue utilizar a Gago-Mascherano-Banega como hilo conductor de un equipo sin elaboración de juego, que si bien consiguió resultados, nunca convenció. Durante la Copa América de 2011, realizada en Argentina, la Selección lamentablemente no pudo pasar los cuartos de final, perdiendo por penales ante el campeón, Uruguay.

La Era Sabella


Alejandro Sabella fue campeón de América con Estudiantes de La Plata, con un estilo de equipo pragmático, ordenado, con inclusión de jugadores jóvenes que rodeaban a los históricos Braña, Desabato, Verón, Benítez. Estuvo a minutos de ser campeón del mundo ante el Barcelona de Guardiola, que vulneró a Damián Albil con un gol de pecho de Lionel Messi y sentenció el partido en el alargue.

"Pachorra" llegó como el elegido al puesto de entrenador, y fue contundente el cambio que logró en selección: formó un grupo ameno de jugadores, que disfrutan de cada entrenamiento y partido; potenció al mejor jugador del mundo en la actualidad, Lionel Messi, logrando armar un vestuario y un once inicial que rodeen positivamente al 10; y confió en un grupo de jugadores que entienden perfectamente la idea de su entrenador, más allá de que guste o no.

Sabella fue (y sigue siendo) duramente criticado en los medios, y por muchos "hinchas ocasionales" (esos que ven partidos cada 4 años y no registran una pelota durante el intervalo). Los argumentos varían, desde que el equipo "no juega a nada", que "Messi no existe", que "es muy defensivo", entre otras cuestiones.
Alejandro Sabella dirigió un total de 40 partidos a la Selección Nacional (desde que asumió hasta la semifinal del Mundial Brasil 2014 ante Países Bajos), de los cuales ganó 26, empató 10 y perdió 4, con 76 goles a favor y 32 en contra. Repasemos: 26/40, 10/40 y 4/40. Es decir, perdió 1 de cada 10 partidos y consiguió el 73% de los puntos que disputó. Nada mal...


Lo importante de Sabella es lograr entender que el técnico cultivó un perfil bajo, se dedicó al trabajo táctico y a lo humano en referencia al grupo de jugadores. Dejó afuera a jugadores "imprescindibles" en selecciones anteriores como Carlos Tévez (el jugador del pueblo) y Ever Banega, y hasta optó por no incluir a su preferido, José Sosa, en la lista de convocados al mundial 2014. Argentina juega a un estilo pragmático, bien definido de esperar detrás de la línea de la pelota, y apuesta a salir rápido de contragolpe con sus lanzas y sus 4 fantásticos. Logró potenciar al mejor Lionel Messi que hayamos visto vistiendo la celeste y blanca, un logro fenomenal, que dio sus frutos.


Sabella apostó por jugadores poco reconocidos en sus equipos y criticados solo por su desconocimiento: José María Basanta, Marcos Rojo y Sergio Romero, por nombrar a algunos. Los tres demostraron en la Copa del Mundo de Brasil todo lo que pueden dar, y el técnico dejó claro que no se equivocó, otra vez.


Mi punto es relacionar dos procesos similares, distintos, pero similares, como el de Bilardo y Sabella, y reconocer que tal vez esta forma de jugar, no tan vistosa ni simpática al paladar negro, consigue los objetivos propuestos y logra hacer feliz al argentino, que se hartó de morder el polvo, y que ve como un mundial ganado estar entre los 4 mejores. Lo conseguido hasta aquí, es mundial. Todo este trabajo de un cuerpo técnico responsable y los 23 hombres que vistieron la camiseta durante todos estos partidos, lograron devolverle al pueblo futbolero argentino esa fe en nosotros, esa alegría perdida por tantos años de oscuridad y fracaso, y volver a ponernos en el primer plano del fútbol mundial.


Argentina recupera su lugar en la final del mundo, Argentina es otra vez rival de Alemania, como durante el proceso Bilardo, ahora con su heredero, Alejandro Sabella. Los festejos de hoy, luego de la semifinal, nos hicieron felices a todos, pero siempre queda algo más por ganar. Lo logrado hasta aquí vale más que un campeonato mundial, hemos recuperado la alegría y las ganas de ponerse la camiseta celeste y blanca.



Nicolás Leoni